Los familiares de los jóvenes asesinados en un anexo de Irapuato realizaron los funerales de las víctimas. Guanajuato vive una ola de sangre que la ubica como la entidad más violenta del país. En este panorama, las madres de los jóvenes asesinados exigen justicia.
Irapuato, Guanajuato, 4 de julio (ZonaFranca).- “La autoridad no sirve para nada, ¿Si servirá?” cuestionó Rosa, madre de tres personas que perdieron la vida al interior del anexo «Buscando el camino a mi recuperación», donde murieron 26 personas hace un par de días.
Oscar «N» de 39 años, Christian «N» de 30 años, y Giovani «N» de 27 años, son tres de las más 27 víctimas que fallecieron la tarde del miércoles pasado. Solo dos de ellos, estaban recluidos en el centro de rehabilitación al que su hermano fue a visitarles para juntos ser asesinados.
«Estaba anexado Christian y Omar, Giovani, él andaba fuera y fue a llevarles un refresco y pues ahí le tocó”.
Rosa dijo que sus hijos ingresaron al anexo por los vicios y de hecho Giovani ya había terminado su tratamiento, mientras que Christian ya había salido, duró una semana afuera, tiempo en el que recayó y regreso al centro de rehabilitación.
Omar este jueves cumpliría un mes de tratamiento contra las adicciones.
Los hermanos eran de oficio albañiles y dejan en la orfandad a seis niños pequeños.
Después de trabajar por la noche, Rosa descansaba en su casa, ubicada a unos calles del centro de rehabilitación, cuando su esposo llegó y le dijo que algo había pasado en el anexo.
«Me dijo que me levantará porque habían balanceado el anexo y me pare y me fui corriendo, cuando llegue, la hija del ‘padrino’ me dijo que Giovani estaba dormido abajo y mis otros dos hijos arriba, nada más”.
A Rosa le quedan solo dos hijos de siete que tuvo.
«Mi hijo Juan Carlos se murió de 27 años el 9 de este hace ocho años, de enfermedad, mi hijo Iván el 27 de marzo lo apachurro una tolva hace un año y ahorita mis tres hijos”.
Sin embargo la mamá de los jóvenes no tiene exigencias para la autoridad, ella sabe que no harán nada.
«Quieren matar a uno así como pulgas».
No es que esté tranquila pero aquí no se hace nada, de que llegue ( a justicia) todo está de peor en peor. La autoridad no sirve para nada, ¿Si servirá? Porque están viendo lo que pasó, la autoridad en vez de que salgan a buscarlos se quedan ahí como tontos, viendo como están sacando los heridos y los muertos, no hacen nada, friegan al perro más pulgoso, porque le ven la cara de pendejo donde deberían estar no lo están. La autoridad no sirve para nada”.
Al respecto el Municipio aportó despensas a la familia y para velar los cuerpos, apoyo con una lona y sillas, mobiliario colocado sobre la calle Niños Héroes de la colonia Arandas.
Otra parte del mobiliario, pues el resto fue costeado por la familia de los fallecidos.
Alrededor de las 4 de la tarde llegó el primero de los dos cuerpos de sus hijos, que tras la agresión fueron trasladados al Servicio Médico Forense ( SEMEFO) de Celaya.
Por la mañana fue enterrado en un panteón cercano el primero de los 27 cuerpos, cuyos restos fueron velados en calles de la misma zona, muy cerca del anexo, en cuyo exterior hay flores y veladoras.
HABITANTES TIENEN MIEDO
Mientras familiares y amigos velaban los restos de uno de los tres hermanos, comenzaron los gritos y las personas que ahí se encontraban comenzaron a correr.
«Armas”, «pistolas”, ” corran” gritaron al correr una familia a uno de los vehículos, mientras que otros intentaban refugiarse en casas de vecinos.
Los niños pequeños comenzaron a llorar al ver la movilización.
Y es que hombres armados salieron de una casa con una persona a la que condujeron hacia el bulevar Arandas.
Se trataba de elementos de la Guardia Nacional que encabezaron un operativo para perseguir y detener a un joven, que ingresó a una casa situada en el bulevar, sitio al que entraron los uniformados, quienes salieron por la calle donde se llevaba a cabo el velorio.
A los vecinos les molestó lo sucedido, pues argumentaban que no estaba bien entrar a un domicilio sin permiso, y al estar en lo cierto, los elementos de seguridad soltaron al joven, que no fue identificado por quienes habrían hecho un reporte, del que los uniformados omitieron detalles.
DESPIDEN A «YUYO»
Muy cerca del anexo varios jóvenes esperaban la llegada del cuerpo de Juan Morales, otro joven, víctima del atentado, a quien identificaban como ‘Yuyo’.
A bordo de motocicletas y con pancartas, en cuyos mensajes demostraban el cariño que le tenían, sus amigos recordaron al interno.
«Era noble, obediente, una buena persona, tranquilo el muchacho, jugaba con su patineta”, dijeron los amigos del joven que tenía su domicilio a unos metros del anexo, en la colonia El Naranjal.
Al sitio arribaron policías a quienes se les explicó que lo único que querían era recibir a su amigo a quien una vez que llegó la carroza, querían cargar, en su féretro blanco y caminar hasta la que fue la casa de su familia, en donde lloraron su partida y a su manera la familia pidió justicia.
“Mira cuántos amigos, te voy a ver en el cielo mi amor, tu mamá y tus hermanos te amamos tanto, ahora echarle ganas, estamos contigo”, decían llorando la mamá del joven, a quien no me faltaron las porras.